Coincidir

          Tu nombre tiene historia. No sólo historia sino una, algo que en tu construcciones verbales sólo me permito corazonar. La estás dejando asomar entre cada una de tus vetas, pero lo dijo en voz baja a ver si todavía te das cuenta, algunas las rescatás del pasado y vienen atadas con hilos finos, sí, esos. Cada letra que conforma tu nombre tiene un capítulo amarrado, algún dolor, tu sonrisa e indicios. Yo no pregunto, sería inconveniente desarropar la memoria justo ahora. No creo que estemos en condiciones de abordar tan demandante empresa.
          Entonces, así en el silencio, detrás de la guitarra y anudada en tu sillón, me conformo con mirarte, con o sin ropa, vos o yo, casi da lo mismo porque cuando yo no tengo ropa, vos tampoco la tenés. Siempre coincidimos en eso. Es tan lindo coincidir en la desnudez, en la puntual y en la general, o mejor dicho, en la que se ve y en la que no, o todavía mejor dicho, en la corporal y en la de más adentro. En esa, sobre todo en esa, te quiero.